miércoles, 15 de diciembre de 2010

Me gustas

Me gustas
No sé por qué, pero me gustas mucho
Tal vez por tu sonrisa de medio lado
Tal vez porque me pones
Tal vez porque no me importa que no tenga nada que hacer contigo (ni tú conmigo)
Tal vez porque no espero nada de ti
Tal vez porque no puedes tenerme
Tal vez porque sé que eres una persona maravillosa sin concerte demasiado
Tal vez porque sé que seguiremos así de por vida
Tal vez porque sé que no estropearemos nada porque no hay nada que estropear
Tal vez porque sé que no me importa

jueves, 18 de noviembre de 2010

El mal ajeno

Lo siento. Soy egoista. Lo reconozco. Porque, de toda la vidadedios, siempre he pensado que es a mí a quien me ocurren siempre las terribles desgracias; la que tiene el dolor más insoportable; la que tiene más problemas en el trabajo; la que tiene más problemas con su novio; a la que le va a salir un padrastro y se le va a caer la piel a cachos. Pero, para contrarrestar este egoismo, tengo un increible sentido del pudor. Porque al mismo tiempo pienso ¿quién soy yo para hacerle ver al resto del mundo tooodos los problemas que me agotan día a día?. Y por eso siempre tengo buena cara, buena sonrisa, buenas palabras. Porque, al mismo tiempo pienso "soy la más egoista del mundo por sentirme la única que tiene problemas". Y lo contraresto. Y la gente no se da cuenta. Es un lío. Lo sé. Pero a pesar de tratar de ser sencilla no lo logro. Cachis.
Todo mi egoismo viene porque no he visto más problemas gordos gordos en mi vida que los que salen en españa directo, que yo lo veo y digo "pero esa gente existe realmente"?. No se me puede culpar. Porque mi vida en comparación con la que gente que me rodea, es poco menos que de historia de Dickens; Yo no sé, pero me harto de ver lo feliz que está el personal en el facebook; lo feliz que va la peña los sábados a cenar que se pone la a6 hasta las tetas; lo contentas que van las mamás de punta galea embarazadas y con un churumbel en el carrito y el marido apuesto al lado; lo bien que hacen la compra en el corte inglés con los carros cuajados, cuando yo voy haciendo calculo mental para no pasarme de 10 euros. Sí, en comparación con este personal, normal que piense que mi vida por dentro es un asco. Pero pienso y analizo, ¿y si son como yo? Y si no quieren dar a conocer sus problemas, y si ellos también se sienten los más desdichados del mundo y como tampoco quieren parecer egoistas se lo callan como yo.? Pero como nos jode que todo el mundo esté taaaaaan feliz (aunque no lo esté, aunque esten aparentando), nos decimos, "qué mierda de vida llevo" (y ellos, pensarán lo mismo de mi?, que envidia esta la vida que lleva).
Pues eso.
En fin, a la conclusión que llego siempre es que no me puedo permitir el lujo de exteriorizar realmente lo que pienso de mi vida porque, aunque me cueste mucho imaginarmelo por el "oropel" que me rodea, hay gente muchisimo peor que yo.

lunes, 18 de octubre de 2010

Lo que nos gusta

Que a todo el mundo le gustan cosas diferentes es algo de perogrullo. Por ese motivo siempre me ha parecido bien respetar lo que le gusta al otro al tiempo que me gusta y mucho que me respeten a mi por mis gustos.

Nunca entenderé por qué a mi aseveración de "no me gusta la cebolla". (no, no es que me guste un poco o pueda comerla en determinadas circunstancias, es que NO ME GUSTA) siempre hay quien me diga "no puedo entender cómo no te gusta la cebolla". Y lo mismo para el café caliente. Que tampoco me gusta. Vamos a ver, el gusto de cada uno es el gusto de cada uno. Y punto. Yo no me hago de cruces porque haya alguien a quien no le guste un buen camembert o un buen brie acompañado o no de un buen vino (para mi uno de los mejores placeres del mundo) o porque no le guste la serie mad men (para mi, la mejor serie que he visto en mucho tiempo). La gente es así y ya está. No hay que darle más vueltas. A tí te gusta algo?. Bien por ti. Que no? Pues para gustos los colores como decía aquel. Pero ante todo RESPETO.

Otra cuestión es si nos meten algo por los ojos, los oidos, las entrañas. Algo en lo que no nos dan opción de elegir. En lo que has de participar quieras o no. Y si no, no eres parte de la sociedad.

Hablo de los acontecimientos deportivos por ejemplo en los que hay que llorar por huevos si gana tu selección (cuando a mi me la sopla, directamente) o hay que saber quiénes son determinados personajes televisivos.

A mí, me gusta lo que me gusta. Sí, de nuevo es de perogrullo pero hay gente que no lo entiende. Si alguien no puede dejar de ver a ciertos personajes de la televisión o de leer determinado tipo de prensa por qué yo no he de dejar de hacer lo que me gusta. Por qué si yo digo que me gusta mucho más ponerme a ver Damages que a Belén Esteban dando patadas al diccionario es que soy una creida?.

He llegado al meollo de mi discurso. Creo que todos nacemos con unos gustos predeterminados pero que esos gustos se refuerzan o se cambian por otros a medida que somos educados.

Yo, por ejemplo. Sé lo que sé de muchas cosas porque lo sé desde que empecé a estudiar. Por una cuestión de refuerzo. Por mi trabajo, en el que no dejo de escribir de música clásica y danza. Es algo que me gustaba pero que ha sido reforzado porque lo que he estudiado y lo que me ha venido dado por la experiencia me ha gustado mucho más. Y cada día enfoco más mi vida hacia acontecimientos culturales. Que soy una sabihonda?. Tipico comentario de aquel que prefiere que todo el mundo sea igual de bruto que él.

Si otra persona, en su casa, no paran de ver a Belén Esteban y programas tipo Sálvame, DEC o derivados y no tiene acceso ni sabe que hay un mundo fuera lleno de posibilidades al alcance de la mano, si no tiene esa maña para saberlo, se quedará hipnotizado ante esa subcultura. Y así por los restos de los restos. Porque es muy fácil encender el televisor y quedarse embobado, porque la televisión no requiere de esfuerzo y más con esos discursos simplistas y básicos. Solo es ver y oir, ni siquiera requiere de una concentración mínima.

Me da mucho miedo el cariz que está tomando el modelo televisivo hoy día porque está "formando" a personas que alaban la chabacanería y critican a aquellos que sí que hacen algo por su vida.

Yo no presumo en absoluto de que me encantaría ir más al concierto de Claudio Abbado de esta tarde en el Auditorio Nacional que ponerme a ver Sálvame, simplemente es algo que me gusta MÁS. Punto. No me creo nadie, ni mejor, ni peor, ni más lista ni más tonta. El que critica al que le gusta más formarse culturalmente que embobarse ante la caja tonta es porque, en el fondo, tiene un complejo de inferioridad que no se lame. También le gustaría hacer otra cosa, pero prefiere no gastar energías.

Por eso les hipnotizan personajes como Belén Esteban. Porque ellos se creen mejor que ese personaje. Porque a Belén Esteban no le ha hecho falta estudiar ni una carrera ni un máster, ni presentarse a oposiciones para llegar donde ha llegado. Es el paradigma de lo que muchos quieren llegar a ser. Llegar a forrarse sin hacer nada a cambio. Sin esfuerzo. Por eso la adoran. Porque para ellos es el ejemplo de que estudiar, o salir al mundo a ver lo que hay fuera, no merece la pena. El esfuerzo, no merece la pena.

Y así nos va.

Me alegro infinitamente de llegar a casa y ver a mi madre leyendo el periódico o a mi padre pidiendo siempre más y más libros de la biblioteca. Que a pesar de no haber terminado ninguno de los dos los estudios superiores, mi padre sepa más de historia y de cómo contarla que muchos de mis profesores de la facultad. De que en mi casa cuando salgan esos programas se cambie de canal pero no por creerse mejores ni peores, si no simplemente porque no va con ellos. (como el fútbol, que debimos ser la única casa en toda españa que no estuvo viendo el partido este verano).
Que mi hermano siempre me pregunte con cara de alelado cuando ve algún programa de corazón "pero esta quien es". Vamos, que no sabe quien es ni de lejos.

Repito que no me creo ni mejor ni peor que la gente a la que le gusta ese tipo de telvisión porque he empezado diciendo que los gustos hay que respetarlos. Por eso, porque hay que respetarlos a me gustaría que los programadores se rompieran las neuronas y pensaran que hay más gente en España a la que no les gusta esos programas. Y que también consumimos los productos de sus anuncios. Y que el millón de personas que ve Mad Men son igual de válidas que aquellos 8 millones de pares de ojos que estudian al milímetro la vida sentimental de esos personajillos televisivos.

Y que nos tengan en cuenta.

Respeto para todos. Para los que les gusta la cebolla.... y para los que no.

martes, 12 de octubre de 2010

Todas las cosas que me gustaría hacer contigo...

Buscando algo tan mundano como un papel de hacienda encontró un papel escrito a ordenador. Tuvo que volver a leerlo dos veces, al menos al principio para darse cuenta de lo que era. Luego se sentó. Lo leyó. Y empezó a recordar. Se me había olvidado por completo que alguien hubiera sido capaz, hace ya cerca de 8 años, de escribirle algo para ella tan bonito. No sabe por qué lo conservervo. No sabe por qué borró ese email pero se tomó la molestia de imprimirlo. No sabe por qué lo guardó. Y no sabe por qué me se quedado tan noqueada al encontrarlo primero y leerlo después como si hubiera encontrado el mayor de los tesoros.

Todas las cosas que me gustaría hacer contigo...

Tomar un helado, pasear por la playa, conducir a 200 km/h, beber un ron con cola, dormir hasta las doce de la mañana, escribir un diario, ir a Londres, montar en bicicleta, comernos una langosta, bañarnos en una bañera llena de espuma, abrocharte los botones de la camisa, brindar con champagne, mirar las estrellas sin decir nada, besarte en la nariz, jugar al bingo, que me cuentes un chiste, cocinarte pasta carbonara, hacer puenting, cortarte el pelo, hacerte cosquellas, tener un pez, montar en car, subir a una góndola en Venecia, resolver tus acertijos, darnos un masaje, ir a un museo, hacerte fotos, comprar gominolas, bucear en una piscina, emborracharnos con vino, enredar mis manos en tu pelo, compartir patatas fritas, verte sonreís, arpender a tocar la guitarra, pasar un día entero sin hablar, prestarte mi camiseta, montar en una noria, estudiar inglés, dormir la siesta en la playa, escoger tu ropa, que me dibujes un corazón, pasar juntos las hojas de las revistas, lavar el coche, plantar un rosal, hacer sopas de letras juntos, que te subas a mis hombros dentro del agua, tirarnos por un tobogán, cenar en el mejor restaurante de Madrid, apadrinar un niño, hacernos un tatuaje, escribir un libro en blanco, echar un pulso, hablar los dos a la vez, enfadarme y que me calles con un beso en la mejilla, cantar en un karaoke, ver una peli de ciencia ficción, hacer un álbum de fotos, montar en globo, apostar en un casino, beber caipirinhas, desayunar en la cama de un hotel, atar los cordones de tus zapatos, pedirte un abrazo, lavar los platos juntos, tener una hucha, visitar Atenas, dedicarte una canción, hacer castillos con palillos, saltar en el sofá, pisarte mientras bailamos un vals, correr por el campo, comprar alguna cosa inútil, pegarnos con la almohada (la del hotel), picar cebolla sin llorar (mientras te hago la pasta carbonara), dormirme en tus rodillas, que me silbes al oído, ponerte crema en la espalda, compartir una maleta, darte mordiscos en el brazo, mojarnos bajo la lluvia, pelarte los langostinos, perdernos en N. York, regalarte una bufanda, comprar una tortuga, darle de comer al pez, regar el rosal, acariciar tus manos, comer de tus palomitas en el cine, patinar sobre hielo, ir al teatro, contar tus lunares, leer un libro a medias, montar una maqueta, ir de picnic, cazar mariposas, robarte el corazón para tenerte siempre a mi lado....

Pensó que no podemos hacer que alguien sea como nosotros queramos. Pero al menos, ella sí tuvo lo que quiso, sin desearlo siquiera.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Estar en lo cierto

Es muy difícil, aunque algunos me lo rebatirán, saber al 100 por 100 lo que piensa la otra persona de uno mismo. De ahí los malentendidos. Te puedes pasar media vida creyendo que a alguien no le caes bien, o no le gustas en absoluto, y al mismo tiempo, esa persona estar pensando lo mismo.
Lo simple sería hablar, que para eso tenemos boca. Pero ¿por qué tenemos tanto miedo a saber la verdad? Para bien o para mal?. Mi buena amiga Regina, cuando estábamos en la facultad, siempre me decía "el no, ya lo tienes". ¿Qué puedes perder?. Pues pierdes algo, claro que pierdes algo, pierdes el... "¿¿¿podría haber pasado esto????" porque es mil veces peor el saber al 100 por 100 que eso no podía pasar de ningún modo.
Por eso, muchas veces preferimos vivir en la inopia, no arriesgarnos. Como en mi caso. La de veces que no me he lanzado con algún tío porque he pensado, "qué coño. prefiero mil veces estar en ese punto intermedio en el que imagino que podría haber pasado lo que yo quería, a estar en ese punto en el que el tipo no quería nada conmigo". ¿¿¿A que os ha pasado???. Por eso no nos arriesgamos. Pero en el caso de los tíos, como oí una vez a un cómico casposo, "si tiene pulso es que tiene ganas", así es que os garantizo chicas, que si os lanzáis, y no vais recién levantadas, o con cuatro granos tipo bruja de blancanieves, no dirán que no. Porque como me dijo un buen amigo (hoy me ha dado por "lo que me han dicho" mis amigos...) "yo nunca digo que no, no vaya a ser que no se me presente otra oportunidad como esta". (A no ser que seas un clon de Brad Pitt, cosa que en la España en la que vivimos, por mucha democracia que tengamos y mucho que hayan crecido nuestros compatriotas masculinos, como que no)
O no?

lunes, 30 de agosto de 2010

Quiero

Quiero levantarme feliz solo un minuto
Quiero saber que lo que hago a diario merece la pena
Quiero ser el primer pensamiento de alguien por la mañana
Quiero que alguien me considere una persona que vale la pena
Quiero admirar a alguien
Quiero conseguir lo que me propongo
Quiero no juzgar a nadie
Quiero que los que me conocen me dejen ser como soy
Quiero dar contigo
Quiero volver a hablar contigo
Quiero sentirme bien contigo
Quiero saber que puedo seguir hacia adelante
Quiero saber que puedo pasar de pantalla
Quiero cambiar de pantalla
Quiero reir
Quiero estar tranquila
Quiero no tener que depender de nada externo para sentirme bien
Quiero ser mejor persona
Quiero recibir algo que me haga sonreir
Quiero sonreir
Quiero leerte
Quiero que me leas
Quiero saber cómo puedo dar contigo
Quiero volver a coger la cuerda que me une a ti

martes, 24 de agosto de 2010

Malabarista

Soy una malabarista. Me tiro todo el tiempo con tres manzanas en el aire esperando a ver cuál es la primera que se me va a caer. plap plap plap... uyyyyyy parece que se me cae una pero noooooo... no, señores lectores , no soy una pesada de esas que se cree que por tener hijos y un trabajo de 10 horas, se merece el nobel y barra libre en un spa a todo tren. Creo que cada uno tiene SUS problemas (si working mamas, SUS PROBLEMAS y nadie dice que mejores o peores que los vuestros, yo no me pongo a contar mis miserias, porque me enseñaron que eso, es de muy mala educación) y sus problemas son como manzanas o naranjas que están en el aire y que ha de recoger. Me paso la vida conteniendo la compostura, buscando las palabras adecuadas, callándome todo porque es lo que hay que hacer, haciendo lo correcto. A nadie le gusta escuchar palabras fuertes, verdades fuertes, qué soy, una falsa??? NOOOOOOOOOOOO soy una persona que no quiere hacer daño a los que me rodean; mil veces peor es ir de sinceriditis por la vida. Porque (y esto se lo tendrían que aplicar los que van de "sinceros") no me creo nadie. NADIE para decirle a la gente lo que tiene que hacer, siempre he tenido un pudor tremendo a que la gente haga lo que yo diga. Me da hasta vergüenza. La gente tiene que aprender por si sola,o aprender a que lo que ha hecho ha sido lo correcto.. Yo aprendo sola todo el tiempo, por eso voy, plas plas, con las manzanas o naranjas en el aire, haciendo lo imposible porque no se caiga alguna, y si se cae.... señores, si se cae.... ya se lo que tengo que hacer... y si no, lo intuyo. Así es que es mejor que cada uno aprenda de sus errores, sea malabarista y siga adelante su vida..... sin consejitos que creen que te van a salvar de la ruina.
Y si tengo hijos, juro por dios que no me pondré a decir en este post lo dura que es mi vida, porque lo dura o no que es tu vida depende de cómo te la tomes. Yo me la tomo como que no me gusta contar mis problemas e ir de victima. porque para mi, una víctima es un niño de 5 años que tiene que ir todos los días a por agua a 15 kilómetros de distancia. Plas plas plas, todos tenemos nuestras tres manzanas o naranjas, a quién se le caerá la suya primero... venga, va, que recogerla y empezar de nuevo NO ES TAN DIFICIL .

domingo, 8 de agosto de 2010

El placer de no hacer nada

Yo nunca me aburro. Pero creo que es porque nunca he tenido la sensación de tener que estar haciendo algo por narices y que si no, mi vida no tiene sentido. (que creo que es lo que les pasa a los que se aburren). El mayor de los placeres es poder hacer lo que uno quiera. Y ese "lo que uno quiera" implica no hacer nada programado. Te dejas llevar y descubres que puedes hacer un montón de cosas interesantes y provechosisisimas. (yo al menos siempre encuentro algo interesante que hacer). Tirarte en el sillón a leer el periodico. Buscar en facebook a aquel chico que te molaba del cole pero del que ni siquiera recuerdas su apellido (o que se apellidaba garcía o gonzález que para el caso es lo mismo), hablar con tu madre, o quien tengas más a mano. (yo es que siempre tengo a mano a mi madre o a mi perra), o ver por enésima vez aquel episodio de los simpson (si pones antena 3 o cualquiera de sus canales de tdt sea la hora que sea siempre te los encuentras).
Yo hoy no he hecho nada. Nada programado digo. Y yo, que soy la programación in person, me he sentido relajada, en calma y totalmente feliz. A parte de hacer las tareas domésticas básicas (la cama, sacar los platos del lavavajillas y poco más jejejej) he sacado a mi perra. Las dos ibamos lánguidas y disfrutando del paisaje (me encanta mi perra porque no es como esos perros que salen a la calle y corriendo corriendo llegan a albacete; a mi lula se la pastorea), he leído el periodico, he buscado cuatro cosas por internet (algunas muy provechosas, como digo) y me tomado una cocacolilla con patatas light viendo un programa caspa de la tele. Todo esto en rockys, como dice mi madre (unos pantalones cortos que no te pones nada más que cuando sabes que no te va a ver ni Dios), y una camiseta de cuando fui a donosti con cuatro vacas diciendo otoño, invierno, primavera, verano (venga, que sabéis qué camiseta os digo). Y como no, mi pañuelo de asturiana. Ese que me pongo porque no quiero tener la sensación de tener pelo en mi cabeza.
Y ahora, a comer, a dormitar viendo algún programa del plus y qué se yo. Seguramente terminaré encontrando, sin haberlo programado, algo muy muy interesante. Ojo, el placer de estos días radica en que, por prescripción médica, no se puede experimentar más de un día o dos por semana. Porque, o crea adicción, o, si no se lleva bien, conduce a la enajenación total del individuo.

miércoles, 21 de julio de 2010

Sly Joe

No sé si le pasará a alguien que lea esto pero a mi me pasa mucho. Muchas veces soy incapaz de sentir la tristeza enorme que debería sentir por las desgracias ajenas. No me sale llorar por una desgracia multitudinaria o por las penurias que pasa la mayor parte de la población para acceder a los servicios más básicos. Siento pena, sí, que no soy una insensible pero no siento la pena que creo que debería sentir. En la facultad, me enseñaron no sé en qué asignatura, que a mayor cercanía mayor sensibilidad. De perogrullo vamos, pero es cierto. Lo que ocurra en wisconsin con un niñato pirado que se ha cargado a veinte compañeros te la trae más o menos al pairo que si a tu vecina la han secuestrado y luego matado (soy cruda pero es asi). La clave está en la empatía. Si tu te pones en la piel de la madre de esos chicos de wisconsin que se fueron al cole tan contentos, y te imaginas a tu propia madre dandote un beso y preguntandote si esta tarde quieres que te recoja para ir a judo (hagan la prueba), te pones de momento más triste que la puñeta. Porque? Porque has encontrado un punto en común, te has puesto en su lugar.
No me considero una persona triste y tampoco creo que la clave está en tener pena por todo el mundo que lo pase mal, porque según oi a un psicólogo si fuera así no podríamos vivir directamente. Simplemente hay que encontrar el equilibrio y saber que una persona sola no puede cambiar el mundo.
Pero no estoy muy de acuerdo porque hay un dicho judio que dice que una persona que salva a alguien salva a toda la humanidad y creo que hay algo de cierto en ello.
Voy con mi anécdota (anda que no he dado rodeos hasta que he llegado).
Soy una persona sumamente rutinaria (como Kant, cuyas vecinas sabian qué hora cuando veían al filosofo aparecer por su ventana). Todos los días hago lo mismo desde hace más de dos años. Todos los días llego a Moncloa, me cojo el 133 me bajo en la parada del caja madrid, me voy al vips, me compro el país, me voy a rodilla, me tomo mi descafeinado con leche desnatada, me leo el país y me voy andando a trabajar (menos mal que mi trabajo ha cambiado de ubicación minimamente, si no, creo que hubiera puesto un anuncio tipo, periodista busca trabajo. SOLO PLAZA DE ESPAÑA).
En fin, que mi rutina se vio alterada hara cosa de un año cuando vi a un chico negro que vendía la farola en mi radio de acción. Hasta ahi, todo normal. No sé si le pasa lo mismo a la gente que lea esto, pero creo que nos hemos acostumbrado a que la gente que pide en las calles sea invisible. No se si es un mecanismo de defensa, que lo más seguro, o simplemente avaricia o sentirnos protegidos porque estamos dentro del sistema y pensamos que a nosotros nunca nos pasará, pero para nosotros son literalmente invisibles. Pues bien, vi algo un día de estos que iba distraida, en la mirada de este chico que no había visto hacía tiempo. Inocencia. Estaba apoyado en la pared con una farola que es la excusa para estar ahi de pie, mirando perdido lo que pasaba a su alrededor que de repente pensé. ¿Aguntaría yo horas y horas DE PIE sin hacer nada, mirando a la gente que pasa a mi lado y para los que soy invisible?. Creo que no. Y como no podía hacer otra cosa le di cincuenta céntimos. Ahi quedó el tema. Al día siguiente intenté pasar de largo (la gente somos asi de insensibles) pero me miró y no pude menos que esbozar una de mis sonrisas que me salen del alma (me salió del alma y no sabía por qué) y como no tenía suelto a mano, le dije además, "lo siento no tengo nada" y me dijo "vale". Pero me lo dijo con una ternura, que de repente me indundó toda la pena acumulada por asesinatos en wisconsin, niños que se mueren de hambre en el mundo, y todas las desgracias por las que no había sentido ningún tipo de pena en mis 32 años de vida. Y me fui princesa abajo con un nudo en la garganta que al día siguiente, le di cincuenta centimos y así todos los días hasta hoy. Son ocho euros al mes. Ocho euros que me gasto en una tosta y una cerveza, en tres veces que compre la diez minutos o en dos granizados del starbucks. Osease, una ofensa. No me desequilibran el presupuesto, vamos.
Yo le seguía dando los cincuenta céntimos, cuando un día pensé, "le voy a hablar, le voy a preguntar algo de su vida" y ahi fui yo aguerrida pero no hizo falta porque después de darle los cincuenta céntimos me dijo "gracias amiga", en un español con un acento inglés de lo más extraño. Y al segundo "do you speak english" y yo, "a little" y él, "you are very helpful" (todo esto en un inglés perfectisisisismo). Y yo pensando, "qué historia hay detrás de ti, de donde vienes, que haces pidiendo, vente que vamos al sturbucks y presentas una solicitud de empleo" pero no pude. Guarripeiosamente le dije que muchas gracias y seguí mi camino.
Al cabo de unos días me pidió mi email porque yo le dije que me iba de vacaciones y no iba a poder estar para darle los cincuenta céntimos (no me espero que coma con ese dinero ni mucho menos, pero bueno, creo que de algo le valdrá aunque sea una mierda, pero tampoco mi economia es muy boyante) y sí, me sorprendió que tuviera acceso a internet. Así es que me di de leches diciendome a mi misma "tu que te crees que porque alguien pida en la calle no puede tener acceso a internet". Y pensé en decirle "tio, pon un anuncio de que das clases de inglés, si quieres te dejo algo de mi hermano y vas algo más decente y das clases". Pero no le dije nada. Hoy me ha mandado una invitación a hablar por yahoo. Yo no tengo yahoo pero he buscado su email en facebook y está. Está y es una persona muy muy muy digna que se merece vivir en este país y ganar dinero. No sé por qué pide, me imagino que el trabajo está chungo para todo el mundo. Pero ahora que tengo su email se lo preguntaré. Y si se deja, intentaré ayudarle. Como dijo Heminway, "no le des el pescado, enseñale a pescarlo"
Solo espero que después de mis vacaciones siga ahi en esa esquina. Y si no está, espero alegrarme por él.

jueves, 1 de julio de 2010

Quimica

Hay gente con la que nunca nunca te aburres. Con la que pasa el tiempo en un plis. Con la que estás deseando establecer contacto físico. Eso, queridos mios, es química. Ya sé que escribí en su día un post como este pero ahora voy más allá. La química, si se dan las circunstancias necesarias, da paso al enamoramiento, o gustamiento, según las circunstancias, claro. Y si se puede ir más allá pues ole tus huevos. Y si no, pues a jorobarse, por no decir otra cosa. Es como yo, que me muero por zamparme un big mac y no puedo. No puedo. Y tampoco puedo otras cosas. En mi caso, no tengo un ángel y un demonio susurrandome en el oido como en las pelis. Tengo un ángel bueno más gordo que mi perra que me chilla que opte por lo correcto mientras que el diablillo se da por vencido.

Qué se la va a hacer pero sé que cuando tenga 80 años y tenga encima de mi a la muerte tal vez me arrepienta como una perra. Esto me recuerda la manidisisisima frase de "uno se arrepiente más de lo que no hace que de lo que hace". A qué mente preclara se le ha ocurrido semejante estupidez. De lo que he hecho me puedo arrepentir, de lo que no he hecho no, porque no tengo ni idea de cómo me va a salir. Es así de simple. Quién me dice a mi que en un futuro próximo, si opto por liarme la manta a la cabeza y hacer caso a mis instintos primarios me va a salir todo de rechupete. Que va a ser mejor que lo que tengo. Quién me va a decir a mi que lo que tengo será un coñazo dentro de dos años y me moriré por no haberme liado la manta a la cabeza. NO LO SE.

Así es la vida, ir dando palos de ciego, sin tener ni idea si la solución que eliges es la correcta. En mi caso, mi solución medio correcta es la que viene dada por la razón, porque siempre he sido y perdón por la expresión, jodidamente formal. Soy formal para quedar, soy formal en mis actos, soy formal en todo. Joder. Y como soy tan formal optaré por la solución formal. Y no la solución visceral. Porque sé, y es lo único de lo que estoy segura, que si elijo la opción formal habré elegido lo que se espera de mi. Pero qué coño, a mi lo que me gustaría es poder deshacer con el word. Hago esto y tacata, deshago. A qué estaría guay

No se lo digas a nadie, pero desde chiquitita sé dos cosas de mi... una, que solo me importa hacer daño a mi madre y otra.... que no tengo conciencia... pero lo malo es que para algo gordo gordo nunca me he puesto... por eso porque aunque no tenga mala conciencia soy taaaaaaaaaan formaaaaaaaaaaal....

Pd. Me maravilla de verdad lo digo, la gente que es capaz de engañar tan bien a alguien... nos quedaríamos de piedra si supieramos la gente que lo hace... tal vez entre a formar parte de ese club. Así probarían de su propia medicina!

jueves, 24 de junio de 2010

Mi barrio

Yo soy yo y mis recuerdos. Y no sé por qué, pero los recuerdos que más se me quedan persistentes en mi memoria de pez son de cuando tenía hasta 10 años. No sé por qué. Mis primeros años de vida transcurrieron en el barrio de Argüelles, hasta que me marché a Pozuelo. Y a menudo me pregunto qué hubiera sido de mi vida si no me hubiera ido a esa localidad deslocalizada donde nunca fui feliz. Porque ese barrio donde viví mi primera infancia me tiraba, aunque no lo supiera hasta los dieciocho años, cuando empecé a ir a la facultad y me sorprendía a mi misma vagando por esas callejuelas llamadas andres mellado, princesa, gaztambide... En ese momento no sabía por qué pero me sentía tan a gusto.. tanto que cuando empecé a trabajar y a no tener que buscar una excusa para pasar tiempo fuera de mi casa, cuando terminaba mi jornada laboral me trasladaba a esa parte de Madrid y me sorprendía recorriendola a veces sin rumbo, otras con la excusa de buscar algo en una tienda... no lo podía evitar. Aún a día de hoy, no puedo, no quiero evitarlo. Solo que hoy no solo paseo por argüelles, mi radio de acción ha aumentado a gran vía (como no), tal vez fuencarral, tal vez callao, pero ninguna zona me gusta tanto, tantísimo como la calle princesa y sus aledañas. Hay veces que para evocar la felicidad, solo un instante de felicidad, cierro los ojos y me traslado a unos días antes las vacaciones de verano. Mi madre, mi hermano y yo paseando por la glorieta de quevedo. Un día caluroso en Madrid, pegagoso, caniculoso, pero no se me va de la cabeza y no puedo dejar de asociar ese momento a la felicidad absoluta. A mi madre, joven, jovencisima (no tendría ni 29 años), alta, delgada, cariñosa, atenta, guapa. Una de esas madres que despiertan miradas de la gente, por su altura, sus vestidos camiseros, su pelo negro con corte caro, sus sandalias.. y yo al lado con mis vaqueros (no sé por qué mi madre no me dejó jamás el pelo más largo de la altura de los hombros y pocos vestidos llevaba) y mis palomitas, y mi hermano cascando por los codos, como aún hoy hace. Recuerdo con exactitud perdernos por donde hoy están los teatros del Canal. Recuerdo ir a comprar churros a la señora ana. Recuerdo la canicula de las 6 de la tarde y la recordaré toda mi vida. Recordaré toda mi vida la calle donde estaba mi piso, los días felices y despreocupados. El Madrid de los 80, extraño y adorable. Recordaré a mi padre oliendo a tabaco (la única persona del mundo que le consiento que huela a tabaco), su mano grande y firme. Y siempre recordaré asi a mi mami, y a mi hermano. Y a mi barrio. Mi verdadero barrio

lunes, 7 de junio de 2010

The sex and the city

Nunca entendí muy bien por qué esta archiconocida serie se tradujo al castellano como Sexo en Nueva York, cuando el original, El Sexo y la Ciudad, es más genérico y más aplicable al resto de la humanidad. Me imagino que fue porque el sexo en Nueva York no es lo mismo que en Madrid (que cuarenta años de atraso se notan y mucho) y a las que veíamos las andanzas de Bradsow and co, lo que también nos gustaba es que todas sus correrías estaban amenizadas por el característico sonido de los pitidos de los taxis newyorkinos. Pitidos que todos somos capaces de identificar aunque no hayamos puesto los dedos de los pies en la gran manzana nunca (es mi caso).
Quienes hayáis visto la serie no os voy a descubrir nada. Para los que no la hayáis visto os resumo que solo son cuatro chicas, ni mejores ni peores que ninguna de nosotras (cuajadas de vestidos de chanel que en teoría no podrían pagar si fueran realmente personas de carne y hueso) en busca del amor. Dando más o menos vueltas. Pero en busca de lo que todos ansiamos. Eso sí, hartandose de decir algo parecido a aquello de "nena tú vales mucho". (Siempre he pensado que si los guionistas yankis supieran de esa frase tan cañi salida de los labios manchegos de Almodovar, no me cabe duda que la serie se hubiera titulado asi).
Para mi el principal atractivo de la serie no es Nueva York, ni los modelazos de la Bradsow, ni su patético intento de parecer una niñata de 20 en un cuerpo de casi 50. Para mi siempre lo fue Mr Big porque encarna, punto por punto, y coma por coma mi tipo. Encarna a Bryan Ferry. Encarna la melodia cadenciosa de slave to love. Encarna los "nena te llevo a casa" sin que parezca un chuloplaya. Encarna los trajes caros, encarna la colonia de Armani, encarna los dobles sentidos en la conversación. Encarna a los tipos seguros, sin parecer prepotentes.
Todo esto lo digo porque mientras la atribulada Carrie se pasa toda la serie corriendo por la quinta avenida, diciendo que para qué encontrar al hombre de su vida, si la vida es mejor siendo soltera (cuando ella sabe que es MENTIRRRRRRRRRRRRA, al menos, su personaje, sabe que NO es asi), Mr Big sale de vez en cuando para recordarnos, que por mucho que las mujeres nos sintamos liberadas, independientes, seguras, economicamente fiables y la repera limonera enfundada en un vestido de Dior y andamiadas sobre unos Manolos, pues que nos gusta de vez en cuando que nos llamen nena. La vida es así. No la he inventado yo.

domingo, 30 de mayo de 2010

Fin de un capitulo, que pase el siguiente

Cuando me gusta mucho el libro que estoy leyendo estoy deseando saber qué pasa en la siguiente página, estoy deseando saber qué va a pasar después. Y cuando acaba me quedo con una sensación de vacío. Es contradictorio pero tiene que ser así porque ninguno nos imaginamos lo tediosa que sería nuestra vida si algo no se acabara. A veces pensamos que lo mejor es que no se acabe, pero estamos equivocados. Por mucho que creamos que nos va a doler, la sensación de que algo ha acabado es una liberación al mismo tiempo que una pena (si la hubiera claro) por esa misma finalización. (muchos de los que han visto perdidos, sí, les dará pena, pero fijo que en un año se han dado cuenta de que un poquito liberados sí que están, como yo con sexo en nueva york por ejemplo).
En la vida pasa obviamente, tres cuartos de lo mismo. Hay muchos capítulos de nuestra vida que no querríamos que acabaran nunca y cuando lo hacen, por mucho que te duela, sabes que era lo suyo, que tenía que acabar. Y por mucho que creamos que nos va a doler, que no vamos a poder vivir, estamos muy equivocados. Porque el ser humano, no sé por qué mecanismo o conexión neuronal está preparado solo para vivir el momento. El pasado no se puede nada más que recordar y al futuro, por mucho que queramos, no podemos adelantarnos.
Pero qué pasa cuando uno desea con todas sus fuerzas que termine ese capitulo, cuando uno desea pasar de pantalla, y no lo consigue. Qué pasa cuando andamos en circulo con una desidia que es auto impuesta porque no podemos hacer otra cosa. Aquí, pasará lo contrario. Cuando hayamos pasado ese capítulo seguro que echamos terriblemente de menos la pantalla anterior de nuestra vida. Los humanos somos así. Hay que joderse.
Hoy estoy filosofa, qué se le va a hacer, pero insisto, por mucho que queramos detenernos o adelantarnos hay algo más poderoso, algo nos arrastra, fuerte o suavemente, y es el devenir del tiempo que pasa como tiene que pasar, no como nosotros queremos. Porque por mucho que venga Michael J. Fox con su Delorian, no se puede manipular. Estamos programados para viajar hacia adelante. Y no nos queda otra que agarrarnos bien los machos, cerrar los ojos y decir, "adelante, la vida sigue y yo con ella" (más que nada porque no nos queda otra y por eso es mejor no tomárnoslo a mal porque de nada nos va a servir)

domingo, 9 de mayo de 2010

Polvo o sublime

Sabía que no valía de mucho. Pero se encontraba bien esa mañana. Sabía que otra, en otras circunstancias, estaría rabiando por mandarle un sms, decirle que quería salir a cenar, repetir lo de anoche. Ella no. Y no porque no lo quisiera, que seguramente, si no porque, como buena estratega que siempre había sido, sabía que había cosas que no había que precipitar. Sabía. como el que sabe que por mucho que mire el agua que está sobre el fuego no va a hervir antes, que todo lleva su tiempo. Y que mejor es que las cosas tengan su momento y su lugar. Sabía que con él era así. Irremediablemente. Tampoco sabía si merecía la pena esperar. Claro que no. Pero le gustaba no precipitar. Que fuera lo que tuviera que ser. Que habían echado un polvo. Bueno. Que otra en su lugar estaría llamándolo diciéndole que había sido maravilloso. También. Pero años planeando estrategias le habían enseñado que la clave estaba en esperar y dar en el clavo. Tampoco estaba muy segura de que quisiera algo en concreto. Eso era lo bueno. Y sabía que si no pasaba nada, pues bueno, tampoco se va a acabar el mundo. Así es que sí. El polvo había sido sublime. Pero ahora estaba en su casa y tenía que pensar si quería repetir polvo o sublime. Y sabía que para eso, era mejor no dejarse llevar nada más que por el momento y disfrutar del aire que entraba por la ventana. Y no tratar de abrirla más no se fuera a joder del todo.

viernes, 7 de mayo de 2010

No puedo vivir sin ti



Me temo que tengo sentimientos encontrados con esta canción. Y sí. No puedo vivir sin ti. Y no sé por qué

Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo

Es el título de un libro, que tiene pinta de truño. Pero el título es de lo más sugerente.

domingo, 2 de mayo de 2010

Mis lugares

Hay lugares que me evocan algo inevitablemente. No tienen por qué estar necesariamente relacionados con alguien; puede que solo esten vinculados a "algo" que ni yo misma soy capaz de definir.
Lo malo de vivir en una localidad donde la vida comercial más cercana está a dos kilómetros, (eso si todo verde y todo muy pijo y asqueroso) para alguien como yo, que lo único que quiere es abrir la puerta de su casa y encontrarse con la vida más allá de los árboles, es morir un poquito cada día.
Soy urbana. Me gustan las aglomeraciones. Soy feliz entre la gente. Me gusta, por dios, los pitidos de los coches. Quiero no tener que usar el coche hasta para ir a por el pan!. Quiero quedarme sin leche y bajar a la tienda que hay justo al lado. Por qué. Porque nunca he podido hacerlo
Y por eso, despues de esta absurda reflexión, he aquí mis lugares (el lector más observador y que mejor me conozca verá que no hay ninguno relacionado con el lugar donde vivo)

El semáforo de confluencia entre Plaza de España y Gran Vía
Gran Vía (of course)
El semáforo de confluencia entre Velázquez y Diego de León
El Paseo del Prado
La Calle Princesa (toda entera)
Velazquez, desde Diego de León a Goya
Claudio Coello
Hermosilla
La Casa Encendida
Fuencarral
Almirante
Castelló
María de Molina con Castelló
Ópera
Arenal

No tienen un orden concreto. Simplemente me he dejado llevar como si fuera escritura automática. Y esto es lo que me ha salido

miércoles, 28 de abril de 2010

El deber del trabajo bien hecho

Mira que me gusta a mi hacer noticias de este tipo...

Día internacional de la danza por toda España

Y ya no puedo más

No os ha pasado alguna vez eso de decir, diooooooos, lo necesito, lo quiero, lo necesito ya ya ya. No, no estoy hablando de una bolsa de doritos, que también, ni de algo tipo no, por dios, el alcohol, el tabaco o las drogas. (para mi fortuna nunca he tenido ningun problema con ninguna de las tres) Si no de algo que hace que te suba la sangre a la cabeza y al mismo tiempo es delicioso e insoportable y tienes que pararte y pensar y decir, venga va, puedo puedo puedo. Y al mismo tiempo, no no no no no. Y al mismo tiempo, no no no no no quiero dejar de necesitarlo.
Hoy me ha pasado eso. Tal vez era el cansancio acumulado de los dos días que llevo que son para reventar o del hambre que tengo de esta maldita dieta. Me he tenido que acordar detenidamente si había sido yo, porque hasta lo he dudado, y en qué circunstancias había escrito, en una esquina de mi libreta, tal vez esperando a que empezara una de las cuatro ruedas de prensa que llevo a mis espaldas y no estamos ni a miércoles: "Lo necesito". (lo que no se me ha olvidado, es lo que necesito)

domingo, 25 de abril de 2010

Querer y ser

Mi película favorita, Rebeca, de Hitckcock, contiene una frase para mi, memorable. Joan Fontaine, la prota, una chica que vale mucho pero que se cree muy poca cosa, la menciona cuando va en el coche con el flamante y mucha cosa, al menos para ella, Lawrence Olivier: "Me gustaría poder meter los recuerdos en un tarro de cristal, como el perfume, para poder abrirlos cuando yo quisiera y que no hubieran perdido su esencia" (algo así dice, tampoco es literal).
A mi me pasa lo mismo y supongo que a mucha gente también. Los recuerdos son como el perfume cuando se desparrama; cuando pasa el tiempo, se evaporan. Si el recuerdo es intenso, como un buen perfume, algo queda aunque pase el tiempo. Pero lo más normal es que al pasar de los días quede tan solo alguna nota de olor si nos acercamos bien, pero poco más.
Quiero aprisionar un recuerdo. Y ya que no puedo meterlo en un frasco de perfume, lo más tonto que se me ha ocurrido es no pensar en ello para que no se desgaste. Lo guardo como un tesoro, y solo abro ese frasco de perfume hipotético cuando sé que voy a poder saborearlo. Esto es, cuando voy en el autobús, o antes de dormirme. Pero la mente es caprichosa y ese recuerdo me asalta de la forma más inesperada y me inunda y me descoloca. Y me gusta. Pero más que el recuerdo en sí lo que más me gusta es rememorar la sensación que ese recuerdo me remite.
No sé si, como siempre, me estoy haciendo un lío. Supongo que sí. Pero lo único que sé es que quiero recordarlo todo. Quiero recordar el olor, el sabor, los movimientos de mis manos, de sus manos, sus palabras, las mías, la sensación de sentirme feliz durante dos horas, la calle, el buen tiempo, la antesala de lo que puede ser o no puede ser. Como una tonta quiero recoger todo ese perfume desparramado cuando sé que es como intentar coger todas y cada una de las plumas de una almohada que se han desparramado por el aire al abrir una ventana. Y me doy cuenta, al fin y al cabo, que querer y ser no es lo mismo. Y me pregunto por qué.

miércoles, 21 de abril de 2010

Fuerza de voluntad

Yo no tengo fuerza de voluntad. Lo que tengo, y por eso doy el pego, es fuerza para luchar contra el caos. Me gusta el orden y por tanto, lucho para que no me invada el más absoluto de los cataclismos. Pero cuando todo mi mundo está en orden, para lo demás, no tengo ni un pelo de fuerza de voluntad.

Cuando estudiaba, iba al conservatorio y cuidaba a tres niñas en las chimbambas del mundo, me proponía firmemente llegar a todo sin desfallecer porque no me gustaba el desorden en mi vida. Me proponía todos los días aprobar piano, no saltarme ni una clase (me daba auténtico pavor saltarme oh dios, algún examen, aun hoy sueño con ello) y les preparaba unas cenas a las niñas a las que cuidaba que no se las saltaba un gitano. Y llegaba, vamos que si llegaba, y mi cuerpo estaba más que entrenado. Prueba de ello es que sin actividad, me muero, directamente. Mi mente y mi cuerpo están preparados y entrenados para la acción continua. Por eso mis amigas me dicen que no paro. No, no es que no pare, es que no puedo parar.

Ahora bien, cuando hay algo por ahí que me supone un esfuerzo extra y no forma parte de mi complot para aniquilar el caos que puede invadirme en un momento dado, paso directamente. Esto incluye el gimnasio, la dieta, el gastar dinero... Siempre he creído que veré las orejas al lobo cuando pese 200 kilos y tenga 20 euros en la cuenta pero no. Esta semana me he propuesto luchar contra eso también. Y al proponerlo me he preguntado por qué me cuesta luchar contra esos dos males. Fácil. Porque solo adelgacé cuando me dejo mi ex, y por eso, porque no veo unos resultados instantáneos, paso, y el dinero es algo que siempre sale por algún lado. Ejemplo: no me gasto 20 euros en una camiseta por puro remordimiento y luego hacienda me reclama (el año pasado) 869. Hay que joderse, directamente

Pero bueno, voy a tratar de conseguir mi objetivo. No sé si me irá bien. Solo espero no desfallecer por el camino jajaja.

También he de decir que siempre me encontrado bien con mi aspecto (no me va eso de pasar hambre para perder 2 kilos) y suficiente me mato a dar clases como para encima racanear 20 euros en algo que me gusta. Así es que, con ese planteamiento de vida que tengo no sé como acabara mi eminente odisea...

lunes, 29 de marzo de 2010

Mi lugar de trabajo


Al final no me he cambiado pero todo se andará... mira que me gusta mi puesto de trabajo...

jueves, 25 de marzo de 2010

Todo se termina solucionando

Me temo que en contra de mi estado de ánimo habitual, estos días me he sentido un poco pesimista. Pero he de reconocer que siempre que llueve escampa. Qué gran verdad. Por muy mal que uno lo pase, por mucho que tenga la sensación de que quiera morirse, pasa.
Y aunque los haya que me quieran matar por mi espiritu optimista (a veces parezco Heidi) a ellos les digo que hay que buscar las pequeñas cosas de la vida que son con las que no quedaremos en el futuro. Lo malo pasa y no nos acordaremos. El sentimiento de infelicidad no se puede recordar. El de felicidad sí. Haced la prueba. Yo al menos la he hecho, he tratado de recordar lo mal que lo pase antaño y no puedo. Y trato de recordar el olor de mi madre cuando era pequeña y puedo perfectamente. Puedo perfectamente acordarme de lo contenta que me puse cuando aprobe mi carnét de conducir (con 600 clases vosotros y a la primera vosotros también os alegrariaís) o cuando terminé de leer Juntos nada más o La amaba de Anna Gavalda.
Y qué me hablaís de la sensación que os sobrecoge cuando os acordaís de alguien...
Yo voy en el autobus y de repente, solo con ver alguien que se le parece, se me abre una mediosonrisilla de medio lado que no puedo controlar. O con oler a alguien que lleve su perfume... o con oir esa palabra .... no lo puedo evitar. Y como tonta no hago absolutamente nada para volver a escucharla de labios de quien la quiero escuchar. quiza porque si las oigo las cosas no podrán volver a este hipnótico tiempo muerto. Y a mi me gustan los tiempos muertos. Aunque duren años como este.
O porque temo que el encanto desaparezca... como por arte de magia
Vamos, que yo quería escribir un alegato a favor del optimismo y como siempre he terminado hablando de lo que no debiera
Pues eso, el optimismo nos hace más atractivos. Solo por eso merece la pena serlo...

lunes, 22 de marzo de 2010

canciones que no puedo dejar de tararear

Me pasa como con los libros. No sé qué canción me va a gustar a priori y cuál no. Pero me gusta saber que siempre tendré una canción nueva sobre la cabeza. Si alguien va conmigo a mi lado largo tiempo se dará cuenta de que en algún momento empezaré a tararear. Soy yo asi :p.

una nueva a mi colección

martes, 16 de marzo de 2010

Penas del alma

No me ocurre nada en concreto, preciso, pero noto como si estuviera en una rotonda en londres, que no se como salir de este bucle. Aunque mi trabajo es ameno y mis clases aún más siento que necesito algo y no sé lo qué es. Necesito como abrir una ventana zaas, no habéis tenido una sensación de opresión pero que no te pasa nada fisico si no que se necesita algo algo ya, como si te pica una parte del dedo, de la mano y no sabes lo que es
lo que tiene delito es que no me pase nada concreto. Pero es lo peor porque no sé lo qué es. Tal vez se me pase con un cambio de aires, o apuntandome a un curso de la casa encendida (lo mio es obsesión) o con algo excitante y divertido...
Ya se me ocurrirá algo (en esto soy muy creativa)

lunes, 8 de marzo de 2010

And the Oscar goes toooooo

Me pirran los Oscar. No sé por qué siento tanta fascinación por unos premios, que a decir verdad, a mi, ni me van ni me vienen. Pero me encantan. Qué le voy a hacer.

Me sé qué actores y actrices han ganado tan preciada estatuilla desde 1990 y, antes de dormir (para mi es como contar ovejas) hago memoria de los galardonados desde hace ya 20 años. (y me funciona muy bien)

Creo que me gustan porque siempre se hace eso que algunos llaman "justicia moral", que seguramente no será otra cosa que "intereses más que creados" pero bueno, al común de los mortales como a mi, nos gusta pensar que no hay chanchulleos, que todo es claro, cristalino. Y que ganan los que tienen que ganar. Ja ja ja ja, se me salta la pleura solo de pensar que pueda ser así.

En fin, que este año, los americanos han vuelto a dar la campanada dandole el premio a una mujer (ooooooooh dios mio, que notición, cuándo vamos a dejar de ser diferentes si siempre se nos remarca esa diferencia constantemente).

No he visto la peli pero sí vi Avatar y mi cierta experiencia en cine (a mi me gusta lo que me gusta, me da igual que sea bueno o malo) me decía que sí, que está muy bien pero una peli en la que ni los actores ni el guión han sido siquiera nominados, como que es raro que gane el Oscar a la mejor cinta del año.

A mi me gusta una peli en la que el actor, o la actriz o la dirección me lleguen al alma. Hace años, muchos ya, vi (en mi casa mi hermano y yo siempre hemos visto de todo con apenas 10 años, mis padres eso de la educación como que lo aprendian por ensayo-error) La decisión de Sophie con Meryl Streep. Yo no conocía nada de esa mujer, ni siquiera sabía su nombre. Pero aún me acuerdo los lagrimones a pares que se me caían en las escenas más duras. Yo, que ni me acuerdo cuando lloré la última vez. O cuando vi a Dustin Hoffman en Kramer contra Kramer o a Bárbara Streisand en Tal como eramos, en la última escena, cuando le coge le coloca bien el pelo a Robert Redford (quién sabe colocar así de bien el pelo) sabiendo como sabe que jamás lo va a volver a ver o a Kate Winslet hacer las maletas antes de irse de su casa, en el Lector. O a la gran Cecilia Roth en todo sobre mi madre (grande grande) o a Maribel Verdú más callejerilla que nunca en Siete mesas de billar francés o a la gran gran Blanca Portillo en los abrazos rotos (que manera tan elegante de llevar el cuello vuelto dioos)

Ganar, ganarán una pasta pero a mi me conmueven.

Y mira tu, pero a mi, me gustan los Oscar aunque no sean más que una pandilla de amigos de los de "hoy por ti y mañana por mi". Me gusta pensar que no es así. Y al menos sueño un rato, que bastante dura es ya la vida de por sí.

Pues eso

jueves, 4 de marzo de 2010

Revelaciones de después de...

ÉL. ¿Tienes algo que hacer mañana?

A ella la pregunta le pilló totalmente desprevenida. No tenía experiencia en polvos de una noche pero tenía la intución por lo mucho leido aunque lo poco vivido, que si se llamaban de una noche eran precisamente porque no había ningún "mañana"

Pero ese "tienes" implicaba o no implicaba, según se viera, mil cosas a la vez. Aún así respondió rapida

ELLA. Quedarme hasta las 12 en la cama

ÉL ¿Qué quieres hacer luego?

Vaya, pensó. Esto si que es nuevo en el guión. Lo que no sabía era por qué no se había ido ya a su casa. No sabía por qué seguía tumbado a su lado. Aunque sabía que solo quería que se fuera porque mejor pronto que tarde, no porque ella quisiera que se fuera. Las cosas cuanto antes mejor.

Pero había empleado el verbo querer y en presente. Nada de condicionales

ELLA: Irme a mi casa

Para chula yo, pensó.

Silencio tenso. Ella podía oirle respirar. De repente sintiio su pie acariciando su pierna

ÉL: Donde quieres que te lleve a comer

Bingo. Descubrió su punto debil. Le encantaba esa frase. Le sonaba paternalista, pero le gustaba aunque significara un punto de sumisión. Pero tenía que reconocer, que ese "quieres" le encantaba. Estaba claro que él no había escuchado o no había escuchado con contundencia su "Irme a casa".

Y, como él sabía que ocurriría, ella cedió pero no iba a ponerselo fácil. Él hasta podía sentir su sonrisa de medio lado que tanto le gustaba, en la oscuridad.

ELLA. Mañana es sábado. No tienes a ninguna novia esperandote para que la lleves al cine o a cenar

EL. Donde quieres que te lleve luego a cenar.

Tema novia zanjado, pues.

ELLA Quiero ir a comer y a cenar donde este abierta la cocina todo el día

ÉL ¿Y eso?.

ELLA Porque ya que no me dejas irme a casa, algo tendremos que hacer desde que nos despertemos. Y me temo que nos va a llevar un buen rato...

lunes, 22 de febrero de 2010

cambios cambios cambios

No me gustan los cambios. Pero son necesarios. A mi lo que me hubiera gustado de toda la vida, es haber encontrado un trabajo nada más terminar la facultad, de 8 a 3 a ser posible, y jubilarme ahi. Y a ser posible también, que permaneciera toda la vida ese puesto de trabajo en el mismo edificio.

También, haber vivido en la misma casa en la que me trajeron nada más nacer, y solo irme de alli para casarme (de tanto reir se me salta la pleura) o para irme a vivir con mi novio (a ser posible, again, a los 25).

Y también, haber encontrado a ese hombre ideal a los 18 haberme casado a los 25, tener hijos con 27 y seguir para siempre en la primera casa que compré con mi marido porque tiene mucha pasta y desde el primer principio compramos un ático en pozuelo de 5 habitaciones.

Pero la vida es dura. Y todo son cambios. Si fuera por mi, me quedaría siempre clavada en el mismo sitio. Supongo que no me gustan los cambios porque ha habido demasiados en mi vida. Y no me gusta tener que alterar mi rutina.

Desde los 22 he trabajado como periodista en ... (estoy contando con los dedos)... 7 sitios. Y como profesora de piano, ya ni cuento porque me puede dar algo, puede que algo más de 30 (sin exagerar).

Me he mudado 4 veces de casa y he hecho 3 mudanzas de oficina. Asi es que no está mal. Hay quien me supera, claro, pero es que yo no quiero superar a nadie. Yo quiero quedarme como estoy.

Este año es un año de cambios. Mi preciosa oficina situada en los bajos de un palacio en pleno centro de Madrid (como dice mi chico, pobre pero señorita) se ha quedado demasiado enorme y demasiado cara y me voy a un zulillo situado en plena gran via (por lo menos no me voy a la av de barcelona).

Asi es que ese es mi primer cambio. Espero que los siguientes cambios sean también este año. Y que pasen por cambiarme de casa (again) para vivir algo algo mejor.

Si pasara este año y siguiera igual, me quejaría. Y si no, también. Lo mio es pura queja, para qué mentir.

Lo que me gustaría es ser totalmente independiente de todo el mundo y decidir by my self. Entonces se iba a cagar la perra. Pero no. Lo malo de los cambios, es que no cambias porque tu quieras. Si no obligado por las circunsntacias.

Estoy segura que si fuera por un cambio que yo me he propuesto, no me parecería tan mal. Lo malo, es, ahora que lo pienso, que ninguno, ninguno de los cambios que he realizado en mi vida ha sido porque yo haya querido. Si no porque han querido los demás
Y eso, pues no me gusta.

jueves, 4 de febrero de 2010

Cosas que se pueden hacer a las 6 de la tarde

Ayer, mientras daba mi enésima clase de la semana, y estaba hasta las pelotas directamente (si las tuviera, claro) de decirle a mi alumno que lo que estaba tocando no era un sol si no un fa, miré por la ventana y vi la buena tarde que hacía.
Entonces me dio por pensar qué cosas he hecho yo en mi vida a las 6 de la tarde y las cosas que me gustarían hacer.
Cosas que he hecho: Basicamente, trabajar. Dentro de esta modalidad, pues, además de dar clase, escribir alguna información sobre una orquesta, un concierto, un compositor o un espectáculo para niños. Escribir una nota de prensa de canales temáticos. Hacer una convocatoria de prensa.... y no sigo porque es un coñazo.
Pero también, viajar en el 625, en el 622, en el 561, en el 658, en el 657. Esperar a que salga el bus en el intercambiador de Moncloa. Pasear por Princesa. Bueno, más que pasear, corrrer como una perra porque pierdo el bus que sale de Moncloa. Comprar algo en el Zara. En el H & M. Olisquear en el Corte Inglés. Conducir por Las Rozas o Majadahonda.
Qué no he hecho. Basicamente, estar en mi casa. Si lo pienso detenidamente creo que a las 6 de la tarde no he estado en mi casa en la vida. Bueno, quitando vacaciones, claro. Pero vamos, creo que un día de diario a las 6 de la tarde me han visto poco el pelo por mi casa.
Qué me gustaría hacer. Dormir una siesta en el Ritz, o en el Palace o en el Urban. Tomarme unas tortitas con nata del vips. Sentarme al lado de la ventana a ver pasar la gente. Leer en el sillón. Ver el Sálvame (lo mio es obsesión). Sentarme en la terraza de la casa encendida a oir música. Y otras cosas que no cuento porque esto no es un relato porno (no, no lo es)
....
En fin, qué de cosas se pueden hacer a las 6 de la tarde...

lunes, 25 de enero de 2010

Qué es lo que quieren los hombres (y las mujeres...)

Supongo que la mayoría de mujeres de 25 a 40 años españolas, y lo supongo porque me incluyo, somos víctimas del "amor para siempre", pero no de cualquier "amor para siempre" si no del mejor "amor para siempre". Cuando eramos pequeñas queríamos que nuestras parejas futuras nos adoraran, nos dijeran te quiero a todas horas, nos pusieran las zapatillas al salir de la cama y nos llamaran desde el trabajo para decirnos que nos echan de menos. No es que lo quisieramos, es que pensabamos, y hoy día seguimos pensando, que realmente tiene que ser así porque "asi son las cosas". (como la que aún cree que después de terminar la carrera empezará a ganar 60.000 euros al año, igual) Pero pongamonos realistas. ¿Existe eso realmente? o ¿Lo querríamos de veras?.

Creo que tenemos que considerar a los hombres, como lo que son, hombres y no principes azules dispuestos a hacernos la vida fácil. Porque todos, y digo TODOS tenemos nuestras cosas y por mucho, mucho que alguna crea que tiene al hombre más pefecto del mundo durmiendo a su lado, está muy equivocada.

Todos aceptamos que la vida no es perfecta, entonces por qué amargarnos la existencia (que puedes acabar como una puta cabra, más de una conozco que se va a morir virgen antes de encontrar a su hombre perfecto, qué desperdicio de vida, diooooooos) si sabemos que no existe el hombre perfecto? ¿Por qué no nos conformamos con que nos quieran, y que no nos hagan sufrir? (que ya es mucho, creedme)

Yo creí que había encontrado al hombre perfecto. Sí, señoras, ese hombre me llamaba dos veces al día, me ponía tres sms diarios, no dejaba que llevara ni el bolso, tenía sentido del humor y no estaba nada mal (y de otras cosas ni hablemos). Pero qué pasó. Que, irremediablemente tenia "sus cosas". Y en su caso. "sus cosas" era una tía más fea que yo, pero por la que me dejó. Hay que joderse.(aah, diréis, ésta está resentida, pues no, nenes, que yo valgo mil veces mas que ese tio)

A lo que voy, que como siempre, me lío. Que todos tenemos nuestras cosas y querer a alguien consiste precisamente en quererle POR esas cosas. Y digo yo, pensaran eso mismo los hombres?. Lo dudo mucho. En el caso de los hombres, y si hay alguno que se haga el ofendido pues bueno, que se aguante, los hay que piensan que solo están en la tercera base, que aún tienen tiempo de sobra de encontrar a la tía perfecta (a la que no dejan de buscar y si no, meteros en internet, veréis la de tios que hay con novia que os dirán que no) y en el momento en que una se ponga farruquita, ya se lo están pensando.

Porque para ellos, LA VIDA SÍ QUE TIENE QUE SER FÁCIL. Y si nunca te dejan es porque saben que con lo que tienen no encontrarán nada mejor. Vamos, es como el que sabe que por 10.000 euros no se comprará jamás un ferrari. Pues eso. Y si les toca la lotería y se lo pueden comprar, vaya si se lo compran. Se van a comprar un utilitario, amos anda!.

Ya sé que suena mal lo que he puesto, pero así es la vida. Yo ya dejé de pensar hace mucho en príncipes azules. Solo me conformo con que me aguanten y el receptor de mis aguantes le aguante yo. Y todo ello sin sufrir mucho

Pues eso

viernes, 22 de enero de 2010

Radio Foro Las Rozas

Como tengo poco que hacer (voy a empezar asi todos mis post jejeje) me he embarcado en una nueva "aventura". Soy locutorcilla en una radio por internet que hemos creado unos foreros del Foro de las Rozas del que soy miembro asiduo
www.radiofororozas.com
Ale más cosas que añadir al saco de mis actividades