sábado, 18 de septiembre de 2010

Estar en lo cierto

Es muy difícil, aunque algunos me lo rebatirán, saber al 100 por 100 lo que piensa la otra persona de uno mismo. De ahí los malentendidos. Te puedes pasar media vida creyendo que a alguien no le caes bien, o no le gustas en absoluto, y al mismo tiempo, esa persona estar pensando lo mismo.
Lo simple sería hablar, que para eso tenemos boca. Pero ¿por qué tenemos tanto miedo a saber la verdad? Para bien o para mal?. Mi buena amiga Regina, cuando estábamos en la facultad, siempre me decía "el no, ya lo tienes". ¿Qué puedes perder?. Pues pierdes algo, claro que pierdes algo, pierdes el... "¿¿¿podría haber pasado esto????" porque es mil veces peor el saber al 100 por 100 que eso no podía pasar de ningún modo.
Por eso, muchas veces preferimos vivir en la inopia, no arriesgarnos. Como en mi caso. La de veces que no me he lanzado con algún tío porque he pensado, "qué coño. prefiero mil veces estar en ese punto intermedio en el que imagino que podría haber pasado lo que yo quería, a estar en ese punto en el que el tipo no quería nada conmigo". ¿¿¿A que os ha pasado???. Por eso no nos arriesgamos. Pero en el caso de los tíos, como oí una vez a un cómico casposo, "si tiene pulso es que tiene ganas", así es que os garantizo chicas, que si os lanzáis, y no vais recién levantadas, o con cuatro granos tipo bruja de blancanieves, no dirán que no. Porque como me dijo un buen amigo (hoy me ha dado por "lo que me han dicho" mis amigos...) "yo nunca digo que no, no vaya a ser que no se me presente otra oportunidad como esta". (A no ser que seas un clon de Brad Pitt, cosa que en la España en la que vivimos, por mucha democracia que tengamos y mucho que hayan crecido nuestros compatriotas masculinos, como que no)
O no?