viernes, 4 de noviembre de 2011

Conformarse

Siempre he pensado que en esta vida solo existe un solo tipo de relación que va por unos cauces claramente prestablecidos y que, honestamente, responden más a una novela de Jane Austen que a un asentado siglo XXI (pero no es mi culpa pensar así. A pesar de haber pasado más de 100 años desde que las Bronte escribieron sus ñoñas novelas, la cultura anglosajona se empeña en meternos en las meninges, a través de sus peliculas, que la formula que ellas utilizaron y que siguen utilizando hasta la saciedad hasta las chicas "liberales" de sexo en nueva york es la única verdadera). Estos cauces, que como siempre, me lio, son: conocimiento, cortejo, enamoramiento, asentamiento. Aquí puede haber una variación que es "te mando a tomar por culo porque no te aguanto y vuelta a empezar", pero no queremos pensar en eso. Y como eso es "lo normal", cuando nos salimos de esa rueda nos sentimos desamparados, sentimos hasta frio, que estamos fuera del rebaño, que nuestra vida no tiene sentido y que lo único que necesitamos para ser felices es tener a nuestro lado a un hombre o mujer que nos quiera.
Pero la vida es larga y si nos circunscribimos a esos cauces, puede llegar a ser muuuuy aburrida. O no, claro, cada uno es feliz con lo que quiere. Y depende, claro está, de lo fuerte que te de con alguien. Esto es, que en la tercera fase, (enamoramiento) te de tan tan tan fuerte que la fase de asentamiento sea como una travesia tranquila y perpetua por las tranquilas aguas del mediterráneo. Y que todos los días te levantes feliz, dichos@, enamorad@, gracil, liger@, esponjos@,... ¿de verdad creeís que es así? ¿o nos conformamos?. Hete ahi la palabra clara: Conformarse. Y así estamos, que nos conformamos con lo que tenemos, que mientras él no sea hermano gemelo de BIn Laden, o ella de Lorena Bobbit, mientras tenga a alguien a quien besar antes de dormir o que me llame desde la oficina preguntandome donde están sus calzoncillos favoritos, que esta mañana no los ha encontrado, o que traiga pan después de salir de trabajar, pues estamos dichosos. Bueno, cada uno hace con su vida lo que quiere, claro que sí. Y cada uno elige cómo vivirla. Y por eso nos pasamos la vida reprimiendo instintos hacia personas que no son nuestra pareja, porque "esta mal, muy mal", porque (quién lo dice, quién que me lo como), "si quieres a alguien no tienes ojo para otras personas". Bueno, si tu lo dices... Y como la traición es lo peor que puedes hacer a alguien (y hablo con conocimiento de causa; yo he sido una mujer altamente traicionada) pues te sigues conformando. Si te va bien, genial, si no, pues te plantas con 60 tacos y un día te preguntas qué he hecho con mi vida que no era como me la habían contado, que quiero mi sexo en nueva york particular, mi mr big o al prota de los cuadernos de noah (qué daño ha hecho esa pelicula) y o eres fuerte y te resignas o acabas como una puta regadera. O, como la mayoría de los mortales, piensas, que podría ser peor... Por eso, ¡Viva el prozac!. (que así están las farmaceúticas, millonarias).