viernes, 30 de octubre de 2009

Es mejor no tener...

Siempre había necesitado a alguien que le dijera "no te preocupes". Esas tres simples, mágicas palabras, las había oido muy poco a lo largo de su vida en cuestiones más o menos decisivas. Y lo necesitaba. Necesitaba que otra persona que no fuera ella, las pronunciara. Porque en su boca no surtían ningún tipo de efecto. No quería enamorarse como una tonta adolescente ni creía que lo sentía por él era amor. Pero le gustaba al cerrar los ojos, pensar en él, pensar en su voz, en su cálida voz, en sus palabras, en su perfume en su boca... pero no imaginaba mucho más porque tampoco se veía viviendo con él u oyendo sus ronquidos noche tras noche. Prefería dejarle donde estaba, en su piso de un barrio pijo, solo y crápula, como sabía que era, acostandose y prometiendo palabras de amor cada noche a una distinta. Porque ella no le quería para vivir con él. Solo le quería para que la susurrara al oido "no te preocupes, nena, todo va a salir bien". Y meter la nariz en su cuello y aspirar su perfume, y que él la diera un cálido beso en los labios y que la durmiera.
Había empezado a salir con un chico normal, formal, agradable, sin miedo al compromiso, algo perfeccionista, simpatico... y politicamente correcto. Y a ella le gustaba porque le tenía que gustar, porque llevaban unos meses saliendo juntos y él le prometía una vida juntos, viajes a parís, a londres, a cancun, llevarla al cine los domingos, era límpidamente perfecto. Y a ella solo le gustaba porque le tenía que gustar. Y ya esta. El sexo era monótono. Sin placer por su parte. Con partes medidas, casi milimetricamente. Sin sorpresas. Llevado a cabo con un guión de antemano. Los sábados toca esto. Otro día toca esto otro. Y asi semana tras semana semana tras semana. Quejas de él de que su piso era pequeño, estaba en una zona demasiado popular, estaba desordenado. No tenía encanto. No se podía criar a un hijo. Vente a mi casa, le decía. Y ella pensaba, sí perfecto, ya está toda mi vida resuelta. Pero no. Sabía que había otra cosa que eso. Y sabía quién se lo podía dar. Y sabía que a quien podía darselo no le podía dar nada más. Y qué. O qué sabía ella. Qué sabía ella si él le diría "quedate conmigo" como esa estupida canción que oía en la radio. Por qué cuando se sentaba en la butaca de un teatro se acordaba de él. Por qué cuando veía a aparecer a alguien con chaqueta de pana se acordaba de él. Por qué agachaba la cabeza cada vez que pasaba por su barrio y se encontraba a alguien que se le parecía... qué quería de él. Por qué tenía en el borrador del movil hasta 5 mensajes de "dime donde vives". Por qué su dedo no obedecía a la orden de enviar. Porque no existía esa orden. Y prefería vivir en la inopia que en la sabiduría. Que es mejor no tener que haber tenido. Ese había sido su mundo.

jueves, 29 de octubre de 2009

No merece la pena

Ya no me acuerdo de ti. Hasta el punto de que sé que si te hubiera conocido ahora, ni siquiera me gustarías. Y eso... eso me gusta.
No hace falta recurrir a científicos como los de la peli, mítica, nunca suficientemente promocionada y de culto. Olvídate de mi, para que desactiven de tu cerebro todo lo que te unía a otra persona.
No sé qué mecanismos actúan en nuestra mente que hacen que el tiempo sea como un borrador de neuronas. Seguramente existirá una explicación científica más que abundante. Pero yo me conformo con descubrir que un día, hizo meses que no pensaba en ti ni un segundo en todo el día. Bueno, solo hoy. El suficiente como para dejar constancia de que.... no merecías ni media lagrima de las que derrame por tu culpa. Y ojalá me hubiera dado cuenta mucho mucho antes.
Por eso, a todos los que hoy os sentís tristes, es duro pero lo olvidaréis. Yo, que me tenía que poner dos alarmas para despertarme media hora antes y dedicarla a llorar antes de levantarme durante semanas, hoy no es que me ría, es que me daría de leches si pudiera por haber sido tan estupida. Yo, que escuchaba, tu me enseñaste, de Talia, hoy me digo que fui ñoña, boba, estupida por escuchar a esa HORTERA. Sí, hortera. Asi es que, antes que empezar a tararear una tonta balada de Alejandro Fernández, o no por Dios, de Maná, salid a la calle, respirad el aire, sonreir, escuchad una música, cualquiera, pero que no hable de lo mal que lo pasa la peña cuando la dejan, porque esa peña que canta se lía con una cada noche y tan contentos.
Paraos un momento y pensad. No puedo desperdiciar mi vida con esta mierda. Hay demasiadas cosas que merecen la pena como para pararse en estupideces. Sí. Es tu pi de ces. Si alguien te hizo llorar, te lo hizo pasar mal, te hizo tener ganas de morirte. Creerme. No merece la pena. En serio. Nunca, nunca, merece la pena. Porque cuando todo pase, os daréis cuenta de que de verdad, no era para tanto. (o a lo mejor es que yo soy dura como un clavo, vete tu a saber)

jueves, 22 de octubre de 2009

Decisiones

Hace dos años por estas fechas tomé una decisión. A veces (bueno, la mayoría) me encantaría poder deshacer como deshacemos en word, para ver en qué hubiera quedado todo si hubiera elegido otra opción. Trato de ser optimista y decirme a mi misma que tomé la decisión correcta. Pero, como todo en esta vida, hay pros y contras. Esa decisión tuvo pros, que por entonces veía que pesaban demasiado como para no tomarla y muy pocas contras. Hoy día, después de ver cómo se desarrolló todo, no me puedo explicar cómo no supe ver que esos pros eran humo comparado con los contras que tenía y que ahora veo, pesaban mucho más.
Los pros: Vivir mejor y conseguir que mi salud mental no se resintiera. Los contras: Eliminar de un plumazo la estabilidad económica que tenía. Ahora: Pros: He conocido gente muy interesante que de otra forma no hubiera conocido y mi salud mental es mucho mejor que antes. Contras: Vivo constantemente sobre la cuerda floja.
De mis palabras se deduce que prefiero vivir de forma estable, economicamente hablando, aunque mi salud mental y física se resienta. Bueno, es una opción. Ahora mismo tengo la cabeza bastante bien pero si sigo caminando como una funambulista sobre la fina cuerda bajo mis pies, se que se terminará resintiendo.
Yo me pregunto. ¿Por qué no puedo vivir tranquila, aunque sea una vez en la vida?. ¿Por qué si yo tomo una decisión que yo creo que va ser por mi bien, no me va bien?. ¿Por qué la vida se empeña en ponerme piedrecitas, cuando no pedruscos por el camino?. Como diría Alex Rovira, escritor que según te levantes te da ganas de matar o le escuchas atentamente, la vida son cosas buenas y malas. Y creo que mi problema es pensar que la vida tienen que ser cosas buenas a la fuerza. Pero digo yo, ¿no he vivido yo ya demasiadas cosas malas? (embargo de casa, que mi novio me deje por otra, que me echen del trabajo, un padre con el que me puedo tirar meses sin hablarme?). No, no las he vivido. Supongo que hay más peajes que pagar. Y cosas peores, con lo cual, encima, no te puedes quejar. Porque si lo haces otro te dirá que hay cosas peores, por supuesto que si. Asi es que como dice mi madre "no escupas al cielo". Porque ¿quién puñetas me he creido yo en este universo para ser feliz? ¿Quien te ha dicho que las cosas te deben ir siempre bien?. Yo no pido eso. Solo pido lo que tienen muchas personas. Despertarte y que la mente no te vaya directamente al problema que tienes sobre la cabeza ese día. Levantarte y solo pensar. Hoy puede ser un buen día. Aunque sea una vez. Yo, y aunque parezca dramatico es así, no recuerdo ni un solo día donde mi cabeza no se fuera solita al problema del día. Vale, va, supongo que a estas alturas de la lectura, todo el mundo pensará, qué drámatica, todo el mundo tiene problemas. Vale, pero como yo solo vivo en mi mente y en mi cuerpo, para mi, mis problemas son los más importantes. Y ya está. Por mucho que empatices con los de los demás. No es lo mismo. Y los que me lean, me darán la razón en que no, no es lo mismo.

jueves, 15 de octubre de 2009

Ritmo y movimiento



Como tengo "poco" que hacer he hecho un alto en el camino y me he metido en un curso de ritmo y movimiento de la Casa Encendida. Recomiendo a todo el mundo que si quiere oxigenarse se permita un capricho que le realice. No tiene que pasar por pagarse unas vacaciones en alta mar o por comprarse un bolso de 500 euros. A mi me costó 15 euros. Puede ser más barato. Pasear por la calle favorita de uno, pararse a escuchar una canción o sonreir leyendo un libro. Os digo que funciona. Hacer algo que no te va a servir de nada en tu vida profesional a corto plazo (a mi, al menos) pero sí a tu espiritu. Algo que la gente piense "qué tontería". Algo que la gente piense que lo haces por perder el tiempo. A veces está bien ser feliz perdiendo aparentemente el tiempo. Porque para mi este curso ha sido todo lo contrario a perderlo. No todo tiene que servir para ganar dinero o para encontrar a la persona de tus sueños.
Ah, esta canción nos la pone para improvisar ritmos nuestra profesora, una delicia de persona. Y excelente maestra.

Funciona (más que el actimel, lo garantizo)

viernes, 9 de octubre de 2009

Sweet sensations

Me gusta mucho leer y la verdad es que de toda la vida de Dios (no sé cuál) he conseguido abstraerme a la voz de "ya" cual experto hipnotizador. Por eso tengo miles de historias en mi cabeza. Historias que me imagino recurrentemente dependiendo de lo aburrida que esté y lo tediosa que sea la realidad que me envuelve. Algunas me gustaría escribirlas. Pero me vence la pereza o que no soy lo suficientemente vanidosa o que no tengo a nadie que me espolee. Como tampoco se si tengo lectores de este blog, que creo que no porque comentarios no hay muchos (bueno tengo un par de admiradores pero uno de ellos se olvidó definitivamente de mi y eso hace que decaiga en mi ánimo de escribir)
He oido cansinamente a decenas de escritores decir que obviamente muchas de sus historias tienen tintes autobiográficos. Cómo no va a ser asi. Yo me vería incapaz de escribir como si fuera un entrenador de fútbol de un equipo de primera por mucho que me documentara para ello. Y creo que inconscientemente necesitamos, los que nos gusta imaginar, ser actores principales de nuestras historias, y al contarlas, lo hacemos como a nosotros nos gustaría que transcurrieran.
Esto lo digo porque quiero seguir con la historia que planteé en uno de mis primeros post y que si he dejado coleando ha sido porque, yo, a diferencia de Pérez Reverte que se planifica el libro de principio a fin antes de ponerse a escribir, necesito alimentar mi historia. Y solo la alimento de sensaciones que tengo y que me vienen de repente. Un olor, un recuerdo, el nombre de un local (dejate besar... estuve días pensando de qué me suena y hoy, justo hoy me he tenido que acordar), una caricia, una mirada, una sonrisa, una palabra justa (me vienen a la mente, "dejate besar" por ejemplo, o "creo que la siesta contigo va a ser algo imposible") la letra de una canción que parece hecha exprofeso para expresar lo que siento en ese momento... y que de repente actuan como deliciosos espasmos que me asaltan en los sitios más insospechados, la cola de un supermercado, yendo en uno de los miles de autobuses que me pillo a la semana, o cuando uno de los trajeados roceños se me sube al lado en el bus y huelo su perfume(no el del trajeado si no el de "él"). Y esa chorrada me pone de buen humor a las 7 de la mañana. Tócate las narices.
Pues eso, que no soy Perez Reverte en lo que a planificación se refiere pero voy a poner un poco de orden en mis pensamientos pseudoliterarios y voy a ver como sigo con esta historia sin que parezca que la protagonista es medio lela (como yo).
Ay que ver qué pajas mentales que me hago