miércoles, 29 de octubre de 2008

Cita imprecisa

Se despertó bien pero al segundo se puso nerviosa. Era el día. No sabía por qué pero era una sensación entre agradable y ansiosa. Extraña en todo caso. Su cabeza se había dirigido ella solita a ese pensamiento. Que hoy quedaba a comer con él. Era solo una comida, algo inocente. Precisamente así lo había querido ella, para que fuera inocente, para que no hubiera copita de después, ni besito de después ni polvo de después. Ja, como si el hecho de que la cita fuera a la luz del sol pudiera frenar ese revoloteo en el estómago, se dijo. Incluso era peor porque sabía que si finalmente se producía ese acercamiento, la reunión que tenía a las 5 la devolvería de nuevo a la realidad y se quedaría con el "qué hubiera pasado si...."
Trató de no pensar en ello. El trabajo se lo impedia en todo caso. Pero se sorprendía a si misma mirando el reloj, mirandose coqueta en los reflejos de la ventana para ver si su maquillaje mañanero todavía seguía en pie (sabía bien que sería un milagro), y por qué no, rezando para que no le pusieran una reunión de equipo a las 2 menos cuarto. No fue así. Salió sin decir a nadie donde iba, a las 2 en punto. Cogió un taxi, se pintó y llegó. El restaurante: Dilola. Entre tradicional y chic. No demasiado. Uf, no está en la puerta esperando. Estaba dentro. De pie. Era ante todo un caballero. Llegaba siempre puntual a las citas y esperaba a que ella llegara para que les dieran mesa, que por supuesto, ya había reservado. Mirada.... ¿interesante?, ¿insinuante?, no sabría decir. Ojalá hubiera podido saber lo que pensaba como en esa peli de Mel Gibson, en todo caso, la suya, como le dijo él después, era de angustia. Ella era así. Se le nota todo aunque crea que no. Y eso es un handicap. Y de los gordos (por eso no juego al poquer ni miento a los clientes ni por teléfono... así me va, pensaba). Sin embargo, al margen de todo, él le hacía sentir cómoda. Hasta su voz parecía distinta, más interesante, tipo locutora de la tele. Trataba de hablar en un tono bajo, algo insinuante, sexy sin llegar a evidente y lo acompañaba con movimientos certeros de la mano. Conversación interesante. Miradas interesantes. Indirectas más que interesantes. Eran "amigos". Un término impreciso que se aplica a aquellas personas que se han conocido en ámbitos laborales coyunturales (él era el director adjunto de uno de los clientes de su empresa), y que si no fuera por esa ¿atracción? que ambos sentían, aunque no pudieran saber por qué, no hubieran seguido con esa ¿relación?. En definitiva, había... feeling. Pero ninguno de los dos había establecido las reglas por las que debían ceñirse... solo se habían visto dos veces antes, y el msn, ese invento que permite que la gente se deshiniba y saque lo mejor ( o peor ) de si misma, les había hecho confesar como adolescentes de 15 años, que se "molaban".
Cuando salieron a la calle tras degustar carpaccio de parmesano y demás lindezas, llegó el momento de la despedida. Ojala mi vida hubiera tenido guión y tuviera detrás a uno de los guionistas de Seinfield para saber qué decir: Algo entre gracioso y opinado, pero no., se dijo. Se quedó callada (mierda, toda la vida diciendo a los cientes qué decir en las reuniones de portavoces y yo me quedo callada, pensó). Pero él sabía más que ella. Sabía latin, vaya. Los años que le sacaba y una decena de relaciones le convertía en experto. Sutil pero experto. Sonrió. La miró. La llamó Nenita. (tanta liberación de la mujer para que luego me mole que me llamen nenita, se dijo). Y le dio un leve beso en los labios. Le pidió un taxi y se fue. Al rato le mandó un sms. "Esto ha sido el ensayo general. Esta noche te invito al estreno".
A eso le llamo yo quitarme a mis 30 y pocos tacos la tontería de encima. Y encima sutil. Que quieras que no, mola mas, se dijo repanchinagada en el asiento del taxi

jueves, 16 de octubre de 2008

Vivir y morir en Las Rozas

Soy de las Rozas. Lo reconozco. Bueno, mejor que decir que “soy” de las Rozas debería decir que “sobrevivo” o “vivo de prestado” en las Rozas (vivo con mis padres, con lo que esto de que vivo es absolutamente temporal… lleva 31 años siéndolo jajaja), con esto se deduce que cuando deje el supernido paterno-materno, no me dará ni para medio metro cuadrado en esa localidad.
Otro tema, mis padres NO son pudientes. Son clase media. Totalmente media. Que podamos vivir alli para mi es un misterio y no el de Lourdes. (mi padre se dedica a la construcción y vale, sí, se parece sospechosamente a Tony Soprano, ahora que lo digo, bastante pero vamos, que nos da para eso para “sobrevivir”). A dónde quiero llegar con todo esto. En que vivo en lugar donde me puedo dejar el coche abierto por la noche, sacar a mi perra cuando llego borracha los sábados a las 3 de la mañana y no hay ningún toxicómano esperando a que salga de casa para robarme la comida del mediodía que llevo en mi bolsita de Harrods (del ÚNICO viaje que he hecho a Londres y que todavía estoy pagando). A lo que voy, que me lío. A pesar de todo esto…. No me gusta la gente de las Rozas. Porque yo siempre estoy como pidiendo perdon por vivir rodeada de bancos de flores y céspedes bien cortados, sabiendo que eso no va a durar para siempre, y ellos, al reves, se creen herederos únicos de dicho imperio. Se practica el monocultivo el monovolumen (padre madre niño y niña, comprobao), todos tienen interna, casas inmensas, niños rubios, practican el heroncityng los findes y por supuesto votan al PP aunque no les guste como lo hacen (disciplina de partido), pero, detrás de esta “realidad” hay otra bien distinta: Echan 10 euros al monovolumen, pagan a la asistenta 600 euros al mes, (interna y todo lo que lleva ser interna, esto es, al margen de los cometidos ordinarios de llevar toda una casa, esta el de poner, quitar la mesa, servir en navidades, levantarse si los niños lloran por la noche…) y sus cachorros deambulan borrachos, emporrados y maleducados por los prados de Monterozas… y digo yo…. Qué soy yo. Si me voy a vivir a Vallecas, desentonaré, eso está claro, y aquí tambien por supuesto. Con qué me quedo…. No tendré que pensarmelo mucho. Cuando me vaya de casa caeré donde un piso valga 400 euros mensuales y me da que eso donde vivo, como que no. El dilema is over.

viernes, 10 de octubre de 2008

PISO-NOVIO-TRABAJO FIJO

En tiempos de crisis (que es como el poema de Bretch, hasta que no vengan a por mi no me lo creo), me he puesto a reflexionar sobre cómo va mi vida. Me doy cuenta de que estoy presionada socialmente por lo que debe ser "correcto" y que a mí, para qué negarlo, también me gustaría conseguir algún día. El clásico trio: piso-novio-trabajo fijo. Como la famosa frase de Lennon, "la vida es lo que te pasa cuando esperas lo que no te pasa", en mi caso, se limita a que es lo que hago mientras espero a que me pase lo que quiero que me pase. Es decir, el famoso trío. (aunque de momento me conformo con dos de tres o incluso uno jaja).
Toda mi vida gira en torno a ello. Y soy realista de que me gusta mi vida tal como la tengo ahora, pero siempre estoy pensando que sería mucho más feliz si consiguiera alguna de esas tres cosas.
Una vez tuve un trabajo fijo y un novio con visos de convertirse en algo más, pero como el que tira del hilo hasta conseguir lo que quiere, se me rompió el dichosito hilo. Y me puse de nuevo a la carga. En el momento actual tengo dos cuasi trabajos, en los que por otro lado, soy bastante feliz y no gano mal. Es como el que se compra unos vaqueros que no le encajan del todo, pero es que como los necesita, se conforma. Pues igual
¿Llegará algún dia en que realmente no aspire a nada más?. Somos seres aspirantes, deseantes, y me da a mi que cuando me case, tenga una hipoteca sobre mis espaldas y una multinacional decida que soy lo suficientemtente buena como para tenerme entre sus filas con un trabajo fijo, tampoco me sentiré tan bien... y tal vez eche de menos mi vida de ahora.
Y ahora que lo pienso. Cuando tuve dos de tres, también andaba angustiada por la vida. Porque la vida es eso. Nos sentimos felices pero al mismo tiempo desgraciados porque siempre pensamos que esa felicidad no durará eternamente. Y esperamos la gran ola que nos hará sentir desgraciados.

lunes, 6 de octubre de 2008

Esas pequeñas cosas

Subirme en el 1 y bajarme en velazquez
Pasear por la gran via
Cotillear las cremas superbaratas del hm
Sentarme en el escalón de entrada a mi casa y acariciar a mi perra lula
Comer churros los domingos por la mañana
Leer a Elvira Lindo en el dominical a las 12 del mediodia del domingo
El aperitivo con mi madre y mi hermano
Escribir de las temporadas de las orquestas
Tomarme la cañita con mis compis el viernes al mediodía
Mad Men
Los pintxos de lateral
Concentrarme con una buena peli
Emocionarme con un buen libro
Ir al ballet con mi amigo jose
El cafe de media tarde
Los cotilleos de los programas rancios de la tele
Una buena entrevista
Una buena exposición
Cenar con él los sabados por la noche
Hablar con mi amiga Ana
Ir a ver a mi amiga Marta
Desayunar en el Rodilla de Plaza de España mientras me leo el País
Abrazarme a él los domingos por la tarde