jueves, 25 de marzo de 2010

Todo se termina solucionando

Me temo que en contra de mi estado de ánimo habitual, estos días me he sentido un poco pesimista. Pero he de reconocer que siempre que llueve escampa. Qué gran verdad. Por muy mal que uno lo pase, por mucho que tenga la sensación de que quiera morirse, pasa.
Y aunque los haya que me quieran matar por mi espiritu optimista (a veces parezco Heidi) a ellos les digo que hay que buscar las pequeñas cosas de la vida que son con las que no quedaremos en el futuro. Lo malo pasa y no nos acordaremos. El sentimiento de infelicidad no se puede recordar. El de felicidad sí. Haced la prueba. Yo al menos la he hecho, he tratado de recordar lo mal que lo pase antaño y no puedo. Y trato de recordar el olor de mi madre cuando era pequeña y puedo perfectamente. Puedo perfectamente acordarme de lo contenta que me puse cuando aprobe mi carnét de conducir (con 600 clases vosotros y a la primera vosotros también os alegrariaís) o cuando terminé de leer Juntos nada más o La amaba de Anna Gavalda.
Y qué me hablaís de la sensación que os sobrecoge cuando os acordaís de alguien...
Yo voy en el autobus y de repente, solo con ver alguien que se le parece, se me abre una mediosonrisilla de medio lado que no puedo controlar. O con oler a alguien que lleve su perfume... o con oir esa palabra .... no lo puedo evitar. Y como tonta no hago absolutamente nada para volver a escucharla de labios de quien la quiero escuchar. quiza porque si las oigo las cosas no podrán volver a este hipnótico tiempo muerto. Y a mi me gustan los tiempos muertos. Aunque duren años como este.
O porque temo que el encanto desaparezca... como por arte de magia
Vamos, que yo quería escribir un alegato a favor del optimismo y como siempre he terminado hablando de lo que no debiera
Pues eso, el optimismo nos hace más atractivos. Solo por eso merece la pena serlo...

No hay comentarios: