domingo, 8 de agosto de 2010

El placer de no hacer nada

Yo nunca me aburro. Pero creo que es porque nunca he tenido la sensación de tener que estar haciendo algo por narices y que si no, mi vida no tiene sentido. (que creo que es lo que les pasa a los que se aburren). El mayor de los placeres es poder hacer lo que uno quiera. Y ese "lo que uno quiera" implica no hacer nada programado. Te dejas llevar y descubres que puedes hacer un montón de cosas interesantes y provechosisisimas. (yo al menos siempre encuentro algo interesante que hacer). Tirarte en el sillón a leer el periodico. Buscar en facebook a aquel chico que te molaba del cole pero del que ni siquiera recuerdas su apellido (o que se apellidaba garcía o gonzález que para el caso es lo mismo), hablar con tu madre, o quien tengas más a mano. (yo es que siempre tengo a mano a mi madre o a mi perra), o ver por enésima vez aquel episodio de los simpson (si pones antena 3 o cualquiera de sus canales de tdt sea la hora que sea siempre te los encuentras).
Yo hoy no he hecho nada. Nada programado digo. Y yo, que soy la programación in person, me he sentido relajada, en calma y totalmente feliz. A parte de hacer las tareas domésticas básicas (la cama, sacar los platos del lavavajillas y poco más jejejej) he sacado a mi perra. Las dos ibamos lánguidas y disfrutando del paisaje (me encanta mi perra porque no es como esos perros que salen a la calle y corriendo corriendo llegan a albacete; a mi lula se la pastorea), he leído el periodico, he buscado cuatro cosas por internet (algunas muy provechosas, como digo) y me tomado una cocacolilla con patatas light viendo un programa caspa de la tele. Todo esto en rockys, como dice mi madre (unos pantalones cortos que no te pones nada más que cuando sabes que no te va a ver ni Dios), y una camiseta de cuando fui a donosti con cuatro vacas diciendo otoño, invierno, primavera, verano (venga, que sabéis qué camiseta os digo). Y como no, mi pañuelo de asturiana. Ese que me pongo porque no quiero tener la sensación de tener pelo en mi cabeza.
Y ahora, a comer, a dormitar viendo algún programa del plus y qué se yo. Seguramente terminaré encontrando, sin haberlo programado, algo muy muy interesante. Ojo, el placer de estos días radica en que, por prescripción médica, no se puede experimentar más de un día o dos por semana. Porque, o crea adicción, o, si no se lleva bien, conduce a la enajenación total del individuo.

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