miércoles, 1 de abril de 2009

Pozos de ambición

Yo no tengo ambición. Lo siento. Porque se que la ambición tiene un precio muy caro. La ambición se paga no haciendo lo que te gusta o trabajando muchas horas en algo que no te gusta o dando de lado a gente o pisoteando a los que te pueden quitar lo que ambicionas. Para ser ambicioso, además, creo que además de tener un puntito de maldad y sobre todo de mucho, muchísimo ego, hay que tener una buena dosis de suerte y falta total de miedo. Es decir, que esto es como el que miente. Yo miento fatal porque siempre tengo la idea de que el receptor de mi mentira es más listo que yo y me va a pillar fijo. Pero esto es como dice el protagonista de el libro de Almudena Grandes El corazón helado: La clave para mentir bien es creer que el otro es más tonto que tu. Y eso debe hacer mucha gente. Yo, lo siento. Soy incapaz de mentir bien (mentir claro pero mentir bien... jajaja ni de broma) dejar mal a un compañero, de demostrar al jefe o la jefa que soy la más valida, la mejor,. que hago las cosas más rapido. Eso, el jefe, si es listo, lo ve día tras día; no hace falta que se lo demuestres.
Sinceramente, a la gente que antepone su ambición a lo que le gustaría hacer en la vida, les tengo lástima. Porque yo se lo que es ambicionar y no llegar a nada. Yo antes tenía un trabajo donde me mataba a trabajar pensando que iba a ganar la leche de dinero e iba todos los días amargada al trabajo, tomándome dormidinas, yo, que me quedo dormida de pie (verídico, esperando en la cola del avión para ir a Sevilla) y ahora siento de verdad que hago lo que me gusta y encima me pagan con ello. Lo malo es que en todos los trabajos te encuentras a un ambicioso. Que cree que tu eres un peon más que derribar. Y en vez de dejarte en paz, que sería lo suyo, como le haces falta, o también porque se siente amenazado (no hay que olvidar que el hombre al fin y al cabo actúa por miedo) te da por culo (con perdón). Y en esas estamos. Antes en mi antigua agencia, aunque el ambiente era bueno y el trabajo pasable, como tenía una mosca cojonera jodiendome todo el santo día porque pensaba que le iba a quitar el puesto, pues terminé amargada. Y ahora, que estoy bien, me gusta lo que hago y me llevo genial con mi jefa, pues tengo a otra. Ley de vida!. Aprenderé a mentir. Pensaré que esa mosca es más tonta que yo (venga nena, tú puedes)

1 comentario:

Unknown dijo...

Te entiendo perfectamente. Hay gente que no entiende que haya gente que lo único que quiere es levantarse por la mañana sin una comezón en el estómago preguntándose con quién se va a tener que partir la cara o de qué gesta va a tener que salir victorioso.Pero luego, nuestros queridos ambiciosos nos critican y dicen que no lo somos porque no somos capaces de serlo... jajaja. No te molestes ni en espantar esa mosca, Guada, simplemente deja que se estrelle contra el cristal... por cierto, he leido tu blog y me encanta. Ambicionas para escribir. Sigue escribiendo por favor!