martes, 14 de abril de 2009

Hay ángeles entre nosotros

Cuando yo era pequeña, mi madre era mi mundo. Y creía que todas las madres eran igual que la mía. Que como la mía, ponían el verduguillo hasta la axfixia por la mañana, traían el colacao en un tupper (en mi época no había briks) cuando había actividades extraescolares o siempre siempre hacían cualquier cosa por ver a sus hijos feliz (yo no era una niña facil, ni siquiera medio fácil, era extraordinariamente dificil de contentar, aún hoy lo soy pero hoy día tengo razonamiento y me aguanto). Pero no. No todas las madres son iguales. Y no creáis pero a mí me llevo un trauma averiguar que no todas las madres son como la mía. En serio eh. Y por eso me siento tremendamente afortunada por tener a alguien así a mi lado en todo momento. Mi madre supongo que no tiene nada de extraordinario. Es muy normal. Es desastrosa, no es de las que andan todo el día en tacones y con los labios pintados, y no fuma. Y es que a mí, mi madre me cae bien. Me caería bien si no fuera mi madre. Si la hubiera conocido en otro contexto. Me gustaría. Me gustaría, y mucho. Porque es bondad en estado puro, es reinvindicativa, es hilarante. Me acuerdo que cuando trabajaba en una revista del corazón, cuando llegaba por la noche harta y cansada del famoseo me decía ¿a qué no sabes lo que le ha pasado a zutanita hoy?. "Jolin, pues no", le decía yo sarcástica. Todo el puto día con el tema y ni idea tenía que tener. Pero le daba igual. Ella hacía su speach. Es todo bondad como digo. Lo tengo comprobado. 31 años viviendo con ella y jamás, jamás de los jamases la he visto ni una medio pizca de maldad. Y no es idealización. Que yo tengo muy mala leche y siempre ando pensando mal de la gente. Mi madre se las ha visto canutas para llegar a fin de mes y ha sido ella la que se ha sacrificado sin decir nada a nadie. Me ha hecho ver la realidad de las cosas sin imponérmelas (algo bastante chungo, no os penséis) y siempre ha hecho que yo dé mi brazo a torcer sin darme yo cuenta. He sido muy mala con ella. Lo reconozco. Siempre somos malos con los que vemos que nos van a querer a pesar de todo (por eso podemos lanzar esos faroles tipo "me voy de casa porque no te aguanto más"). Pero mi madre no se lo merece. Por eso creo que desde que dejé de ser esa niña que se ponía a chillar como una posesa porque la sopa estaba hirviendo (bueno aún hoy lo hago pero no chillo) o el cafe tenía la leche caliente... calienteeeee noooooooooooor, he intentado ser mejor persona con ella. No siempre lo consigo y no me gusto cuando no lo consigo, pero al menos lo intento. Ella también se cabrea conmigo y me llama espino lagunero, pero no se lo tengo en cuenta. Porque a los dos segundos ya se está descojonando... y yo también. Y me dice, "hay trinaranjus en la nevera".. y contra eso ¿quién se cree esas peleas de medio pelo?. Por eso me gustaba tanto quien me gustaba. Porque era piscis... como mi madre. Pero solo que no estaba obligado a cargar conmigo toda la vida. Y no lo hizo. Mi madre sí. Hay ángeles entre nosotros. Y yo tengo la suerte de tener algnos algunos más por ahi. Y eso me gusta.

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