viernes, 22 de mayo de 2009

No me gusta el verano

Creo que es porque me gusta vivir anclada en la rutina y una hoja de ruta que seguir, no me gusta el verano. Porque el verano significa el fin de algo y la espera para ver como comienza lo siguiente. Sin saber muy bien como va a comenzar. Supongo que es porque a final de verano dejo a todos mis alumnos y después de él no se como me los encontraré. O puede que sea porque siento que se acaba otro curso y el anhelo de lo vivido durante él. No me gusta el verano porque todo es distinto. Porque hay una especie de tristeza en la ciudad, en los que nos quedamos cuando volvemos, como si no nos hubieramos ido. Madrid huele más a asfalto que nunca. Las tardes son perezosas, no tienen fin. Todo anima a tomarte una cerveza que si no tienes con quien no te la puedes tomar, o no es igual, y las tardes no son igual. Porque tienes que salir a la calle, porque no te puedes esconder, porque no te puedes refugiar dentro de tu abrigo, porque todo sale a la luz. Cuando era pequeña a pesar de ser aparentemente más feliz durante el verano que durante el invierno, me gustaba más el frio, las mañanas oscuras, las noches que aparecen temprano. Tumbarte en la cama a las 7 de la tarde, ver que es de noche cerrada y que no importa si te duermes en ese mismo instante porque todo te induce al sueño. En verano, parece que tienes que vivir más, y más tiempo y más feliz. Y cuando no se consigue te invade la melancolía. Quieres cerrar los ojos pero no puedes porque la ciudad sigue viva. La gente parece más hiperactiva. A la genet parece gustarle más el verano. Y tu te sientes obligada a que sea asi. Pero el verano y yo no tenemos empatía. A pesar de haber nacido en esta época del año. O tal vez por ello mismo anhelo su contrario. Durante todo el verano.

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